Y se hizo la luz
La iluminación es uno de los aspectos más importantes a la hora de realizar el diseño de una vivienda. Por ello, es necesario tener en cuenta que debemos, desde un principio, integrarla en la arquitectura y en la decoración. Llevar a cabo un estudio previo es esencial para conseguir un proyecto de iluminación extraordinario que haga de cada estancia un lugar único.
Dada su trascendencia y su repercusión en el resultado del diseño de la casa, conviene conocer exactamente qué es y algunos consejos para realizarlo con eficacia. Si estás a punto de enfrentarte a esta tarea, no te puedes perder estos apuntes y consejos sobre cómo llevar a cabo un buen proyecto de iluminación.
¿Qué es?
El proyecto de iluminación se refiere al estudio que aborda cómo distribuir y aprovechar los recursos lumínicos de la vivienda para después ejecutarlo. Precisa de un plan detallado y concienzudo e incluso de una simulación previa.
Recoge las necesidades de la casa para un correcto alumbrado, teniendo en cuenta las capacidades y recursos técnicos de los que se dispone. De esta manera, pretende dotar al hogar de una buena iluminación aunando aspectos prácticos y estéticos.
¿Por qué es importante?
La principal razón por la que se lleva a cabo un proyecto de iluminación es, como indica su nombre, escoger de manera adecuada la luz de la vivienda. Esta elección es crucial puesto que nos permitirá potenciar las características principales de nuestros ambientes, así como aportar o disminuir calidez dependiendo del efecto que busquemos.
Además, será de gran utilidad para la distribución del espacio y la disposición de los muebles, ya que nos ayudará a dirigir la mirada hacia aquellas zonas que queremos que sobresalgan o, por el contrario, desviar la atención de algún punto en concreto que nos interese.
¿Qué tipos de luz hay que tener en cuenta?
Tres son los tipos de luz que debemos conocer para después, ambiente por ambiente, escoger uno u otro en función de sus necesidades: general, ambiental o decorativa y puntual. Un proyecto de iluminación correcto hará uso de los tres tipos de luz teniendo en cuenta qué es lo más conveniente en cada estancia, espacio o zona.
La iluminación general es meramente funcional, la base mínima, y podría decirse que es la fuente de luz principal. Su objetivo es distribuir de forma uniforme la luz para así asegurar buenas condiciones generales de alumbrado. En ella es recomendable el uso de varias fuentes de luz en vez de solo uno en el centro de la estancia.
La iluminación puntual se utiliza para iluminar una determinada área o zona de la estancia, como por ejemplo la mesa o el sofá. Actúa como complemento a la decoración y acompaña a la luz general. Algunas de las maneras para conseguir este tipo de luz es mediante las lámparas de piel, de sobremesa, de techo o apliques de pared.
La luz ambiental o decorativa es la que tiene como fin resaltar algún mueble, objeto o detalle de la estancia. Su función es puramente ornamental pero es igual de importante que las otras, pues ayuda a crear una atmósfera agradable, íntima y acogedora. Es habitual utilizarla también para suavizar contrastes.
Iluminación en la cocina
No todas las estancias de la casa requieren el mismo tipo de luz, la misma ubicación ni la misma cantidad. Esto dependerá de cuál vaya a ser su uso, del resto de decoración, del espacio disponible, etc. En la cocina, por ejemplo, que es un espacio donde se pasa mucho tiempo, es aconsejable hacer más hincapié en la iluminación general. Además, una luz blanca, potente y directa es la indicada para esta estancia.
Aquí también hay que tener en cuenta la luz potencial, por ejemplo en las islas. Una lámpara de techo suspendida en dicha zona sería ideal. Lo mismo sucede en la encimera, la cual puedes iluminar con unos perfiles de aluminio con tiras de led.
Iluminación en el comedor
El comedor, por su parte, precisa de luces más cálidas y amarillentas, con un nivel de intensidad medio y, a ser posible, difusas. Esto se debe a que en él nos sentamos en el sofá para relajarnos y no es necesaria tanta luz como es el caso de la cocina. Si tenemos una zona destinada al trabajo, la escritura o la lectura, deberemos colocar alguna lámpara cerca.
Sin embargo, dado que suele ser una estancia espaciosa, sí necesitaremos lámparas grandes que abarquen todas las superficies. Una opción sería utilizar una o varias lámparas de techo que bajen sobre la mesa del comedor.
Iluminación en el dormitorio
En el dormitorio cobra especial relevancia la iluminación general, pues debe iluminar bien, no dejar rincones ni objetos a oscuras, ser cálida y no demasiado potente. Podemos utilizar, por ejemplo, una o dos luces principales cenitales.
Si disponemos de una mesita de noche o escritorio donde nos gusta leer antes de caer en los brazos de Morfeo, se recomienda tener lámparas de sobremesa (tipo flexo) o aplique al cabezal. Como es necesario que la luz ilumine desde arriba, las lámparas con cabezal orientable y brazo articulador son opciones indicadas.
En cuanto a la luz potencial, podemos hacer uso de ella en dirección a las paredes o a los armarios con una luz indirecta suave ya que, al ser un lugar de descanso y tranquilidad, esta debe ser tenue. Asimismo, la temperatura también es un elemento clave. Utilizar LEDs cálidos (de unos 3000k) es ideal para dormitorios.
Planificar un buen proyecto de iluminación es primordial para presumir de casa. Si necesitas inspiración, echa un vistazo a nuestros catálogos o pásate por alguna de las tiendas VIVAREA. ¡Te ayudaremos!