A todos nos ha pasado alguna vez: te lanzas con ilusión a un cambio en casa, una reforma, o simplemente a renovar algún rincón, y al poco tiempo te das cuenta de que algo no encaja. Y es que en el mundo de la decoración, hay decisiones que, por muy atractivas que parezcan al principio, acaban pasándote factura. Por eso te hablamos de esas elecciones que conviene pensar dos veces antes de tomar. Algunas son errores de planificación, otras de estética… pero todas tienen algo en común: son decisiones de las que uno suele arrepentirse.
Si estás en pleno proceso de reforma o pensando en redecorar tu casa, toma nota. Desde materiales poco duraderos hasta combinaciones poco prácticas entre elementos clave, estas son las trampas más frecuentes en el interiorismo. Y sí, también te daremos alguna idea para evitarlas.
No tener materiales naturales
Escoger materiales sintéticos por encima de los naturales puede parecer una decisión práctica a corto plazo, pero en muchos casos termina siendo una de esas elecciones de las que uno se arrepiente con el tiempo. La falta de materiales como la madera, el lino, la piedra o el ratán puede dejar un espacio sin alma, sin calidez. Los materiales naturales no solo aportan textura, sino también autenticidad. Son más duraderos y envejecen con personalidad, algo que los acabados plásticos o laminados difícilmente consiguen.
En un dormitorio, por ejemplo, la diferencia entre un cabecero de madera maciza y uno de imitación es abismal tanto a la vista como al tacto. Lo mismo ocurre cuando estás pensando en decorar la pared de un dormitorio: un revestimiento natural, una estantería flotante en roble o incluso un tapiz artesanal puede aportar mucho más carácter que una lámina genérica. Apostar por lo natural no significa recargar, sino dar valor a cada elemento.
Grifos en acabados dorados
Los grifos dorados tienen su encanto. Aportan ese toque de sofisticación y lujo que, a simple vista, enamora. Pero, cuidado, porque es una de esas modas que, si no se usa con criterio, puede volverse en tu contra. El problema no es el acabado en sí, sino su mantenimiento y, sobre todo, la facilidad con la que puede dejar de estar en tendencia. ¿Cuántas veces hemos visto baños que parecen sacados de una revista… del pasado?
Además, el dorado es un acabado que no siempre se lleva bien con todos los estilos ni materiales. Si la decoración de tu baño o cocina no está muy bien pensada, puede chocar y desentonar, sobre todo si con el tiempo decides cambiar otros elementos. Es preferible apostar por grifos en acabados atemporales —como el acero cepillado o el negro mate— y dejar el dorado para pequeños detalles decorativos que puedas sustituir sin grandes inversiones.
Mala organización de la obra en reformas
Aquí no hay excusas: una obra mal organizada es fuente segura de dolores de cabeza. Y aunque no es una decisión decorativa directa, sí lo es indirectamente, porque afecta a todo el proceso de transformación del espacio. No planificar bien los tiempos, no coordinar a los profesionales o no prever posibles contratiempos puede arruinar incluso el proyecto más bonito. La ansiedad de querer ver resultados rápidos suele ser mala consejera.
Siempre recomendamos tener una hoja de ruta clara antes de empezar: materiales ya elegidos, distribución decidida y presupuesto definido. Incluso para cosas aparentemente pequeñas es importante que esté todo previsto en el momento adecuado. Nada peor que acabar la obra y darte cuenta de que no dejaste espacio para el cabecero o para instalar esos apliques que tanto te gustaban. La organización lo es todo.
Una mala relación grifo – lavabo
Otro clásico del arrepentimiento decorativo es no tener en cuenta la relación entre el grifo y el lavabo. A simple vista puede parecer una idea sin importancia, pero lo cierto es que una mala combinación puede afectar no solo al diseño, sino también a la funcionalidad del baño. Grifos demasiado altos para lavabos pequeños, o con caídas incómodas que salpican todo alrededor, son errores más comunes de lo que parece.
En la decoración, cada detalle importa, y este es uno que muchos pasan por alto. Antes de comprar el grifo «de tus sueños», asegúrate de que se adapta al tipo de lavabo que has elegido. De lo contrario, te tocará convivir con una incomodidad diaria, y eso acaba cansando. Si vas a renovar el baño, ten esto muy presente: forma y función tienen que ir siempre de la mano.