El cine y las series de televisión nos han creado la imagen del típico loft neoyorkino en el que a más de uno le gustaría vivir. Sinónimo de clase, elegancia, estilo y, sobre todo, de una posición económica elevada. Sin embargo, antes de transformarse en estos espacios de ensueño, fueron naves industriales abandonadas.
Como te contamos, los lofts tienen su origen en tres grandes barrios neoyorkinos: Tribeca, Soho y Barrio Oeste, que vieron cómo, tras el crecimiento industrial, las grandes fábricas que habitaban en ellos se desplazaron a las afueras de la ciudad para buscar espacios más grandes. Así, las naves quedaron vacías, pero no por mucho tiempo. Los nuevos inquilinos no tardaron en llegar y transformarlas en los famosos lofts.
¿Quiénes llegaron?
Los primeros en habitar estos espacios fueron estudiantes y jóvenes artistas de la ciudad, atraídos por los espacios amplios y diáfanos, el estilo industrial y, sobre todo, los bajos alquileres. Acuñaron el término loft para referirse a ellos, que significa desván o buhardilla.
Precisamente este estilo industrial con techos altos, vigas de hierro visibles, los grandes ventanales y aire bohemio que caracterizaba a los lofts, unido a la rehabilitación de los espacios, fue el que, con el tiempo, hizo que se convirtieran en viviendas muy codiciadas por los sectores más adinerados de la sociedad. Así fue cómo se pasó de espacios abandonados a sinónimo de lujo y clase. De ellos, podemos llevarnos una gran lección de decoración: cómo sacar el máximo partido a nuestro hogar para que se vea mucho más amplio.
Diferentes opciones para dividir un loft
La estética del loft es sin duda espectacular: grandes espacios conectados entre sí, sin divisiones que nos acorten el espacio. Esto está muy bien, pero tener intimidad está mucho mejor. Para asegurar que tenemos nuestros rinconcitos personales, no hace falta compartimentar la casa. Entonces, ¿qué gracia tendría ese “loft”? Hacer divisiones supone renunciar a su esencia, por ello, os presentamos unas soluciones prácticas para separar ambientes sin abandonar la idea de un loft..
Biombos
Esta opción, además de ser muy práctica para conseguir intimidad sin grandes inversiones y de forma muy sencilla, supone un plus para la decoración de cualquier habitación. Además, se puede prescindir fácilmente de ellos sin necesidad de realizar obras o reorganizar el mobiliario. Normalmente, se utilizan dentro de un mismo ambiente para separar dos zonas, por ejemplo, dentro del dormitorio para separar la zona de la cama y de descanso de la zona del vestidor, que requiere más intimidad.
Distribución
El mobiliario puede convertirse en tu gran aliado si no quieres levantar muros ni meterte en una obra de la que cueste ver el final. Según cómo coloques el sofá, la mesa o una cómoda, pueden servirte para delimitar las zonas de tu loft.
Elementos arquitectónicos
Una columna, un arco, escaleras, un entrante en el salón… los elementos arquitectónicos te pueden servir para separar visualmente los espacios.
Puertas correderas
Este tipo de puertas permiten flexibilizar los ambientes sin realizar una división total. Para evitar que cuando estén abiertas, sigan dividiendo parcialmente los espacios, la mejor opción son los diseños empotrados. Así, desaparecerán por completo entre los tabiques, comunicando ambos espacios.
Paneles de cristal
La ventaja de estos paneles es que, aunque sean fijos, a simple vista darán la sensación de que el espacio es continuo, es decir, aunque dividamos los espacios y aislemos las habitaciones de los ruidos y los olores, visualmente mantendremos intacta la esencia de los lofts.
Y ya sea tu casa un loft Neoyorkino de los años 50 o una casa más habitual, en VIVAREA siempre encontrarás los mejores muebles y las mejores ideas para amueblar tu hogar. Sea del tipo que sea… ¿Vienes a conocernos?
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