Una de las tendencias de esta nueva temporada es la presentación del color negro como protagonista en la decoración del hogar o el lugar de trabajo, una apuesta arriesgada, pero fácil de adaptar a cualquier espacio sin perder la luminosidad y dotándolo de gran personalidad.
El negro transmite elegancia, fuerza y serenidad, al tiempo que consigue un contraste de luces muy interesante. Además, si se combina de forma adecuada, predispone un equilibrio ideal para un ambiente relajante, una de las claves del estilo zen. Aunque no es la única posibilidad en la que encajaría este pigmento, como podrás leer más abajo.
Aunque el interés por jugar con nuevos estilos y diseños ha ampliado de forma incuestionable las paletas de colores, texturas y formas, la versatilidad que ofrece este color es evidente: el negro puede evocar lo clásico, tal y como hace cuando baña la madera de un sofisticado piano; o romper con lo tradicional, como resulta al aplicarse sobre un frigorífico o un muro.
La clave principal para dominar este color reside en estudiar las posibilidades de la estancia, ya que una habitación muy pequeña inundada de negro puede resultar demasiado oscura o incluso agobiante, sin embargo, un juego de contrastes entre la porcelana blanca y unas baldosas atezadas de un cuarto de baño conseguirá darle a la sala un aire distinguido manteniendo el equilibrio. Para acertar con la combinación proponemos tres opciones.
Paredes, muebles o detalles
Lo mejor de que un color se ponga de moda es que es relativamente sencillo ajustar el presupuesto a los intereses que cada uno tenga. Puedes apostar por pintar una de las paredes o toda la habitación, comprar pequeños detalles o renovar el mobiliario.
Para que el color negro sea el protagonista sobre todos los muros de una habitación es recomendable que esta sea un espacio diáfano, luminoso y de techos altos, ya que el negro es un color muy potente que, si no se combina de forma adecuada, puede eclipsar la estancia. Para recubrir las paredes de este color puedes optar por pintura o papel pintado, liso o con algún estampado discreto; y también por azulejos, si estás pensando en la cocina o el cuarto de baño.
Un consejo: si decides esta opción lo mejor es cubrir solo las paredes, dejando el techo de color blanco y escogiendo una bonita madera para el suelo.
No obstante, si estás pensando utilizar este color en una zona más pequeña puedes optar por pintar uno o dos muros, de forma que conseguirás focalizar la atención de los objetos que sitúes en la zona de color más oscuro. Por ejemplo: puedes pintar de negro la pared en la que se apoya la cama, para enmarcarla como si fuese un cabecero y darle así protagonismo. Esta técnica puede utilizarse también para diferenciar zonas de una misma habitación, así, puede señalar un espacio destinado a la colección de música, la zona de estudio o de arte.
Si rediseñar las paredes no te convence, puedes apostar por mobiliario en negro o algo mucho más sutil que puedas renovar si decides cambiar de estilo, pequeños detalles del día a día como marcos de fotos, cojines o la vajilla.
Cómo combinarlo
Quien todavía cree que el color negro es demasiado apagado para un salón o un dormitorio es que no ha encontrado los complementos perfectos.
Sin duda el blanco es la mejor opción para acompañar al negro, porque aporta luminosidad y se consigue así neutralidad y equilibrio. No obstante, si la coloración estilo cine de los años 50 te aburre o no quieres crear un efecto tan monocromático, puedes añadir en cualquier momento detalles de un color llamativo que contrasten o bien detalles una gama de crudos, grises o cremas, colores suaves que armonicen con los colores principales, manteniendo la elegancia con tu toque personal. El blanco y el negro convertirán el cuarto en un lienzo sobre el que destacará cualquier detalle de otro color.
Respecto a los materiales más apropiados para combinar con este color cabe destacar tanto el vidrio como el metal o la madera natural. No obstante, para dar más vida al negro, se puede jugar con otros elementos, como las texturas, desde suaves mantas hasta lámparas con relieves; los efectos personales, como fotografías enmarcadas o algún objeto con valor sentimental, que destacarán más todavía más sobre un fondo negro; o un toque de frescura con alguna que otra planta.
Eso sí, es muy importante que la decoración de cualquier zona se mantenga ordenada y no resulte demasiado recargada si eso puede agobiarnos, o si incluir demasiados detalles va a suponer una mayor inversión de tiempo en limpieza.
Para gustos, el negro
Se adapta a estilos de decoración de interiores de lo más diversos: es protagonista en el modelo más contemporáneo y también en el minimalismo del zen, pero también en el estilo nórdico bien combinado con un blanco predominante. Deja paso a nuevos colores en un estilo más ecléctico y logra un toque vintage en la decoración industrial.
La pizarra, la decoración más práctica
Para los olvidadizos, para los artistas y para los más organizados. Para niños y adultos. Para la cocina, el despacho o para un salón o dormitorio original. Una pizarra es una buena opción para todos. Puedes optar tanto por una pizarra como por pintura de dicho material. En este caso, el color negro actuará como soporte para los dibujos de los más pequeños, la lista de la compra, el menú del día o, sencillamente, cualquier arranque de creatividad. Lo mejor de esta selección es que permite rediseñar el espacio tantas veces como se desee, solo hay que coger una tiza y ponerse manos al arte.
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Fuente fotográfica: Pinterest